Antes de que los telescopios fueran inventados, se le llamaba nebulosa a cualquier cuerpo que pudiera percibirse en el espacio, pero cuya forma no fuera perfectamente visible. Sin embargo, la tecnología ha avanzado desde entonces, y el hecho de que la observación espacial se haya vuelto más precisa ha permitido identificar distintas formaciones llenas de colores presentes en el espacio. Las nebulosas son, en realidad, acumulaciones de gases como el hidrógeno o el helio, junto a distintos elementos químicos en forma de polvo cósmico. En estas zonas del espacio pueden llevarse a cabo los fenómenos que propician la formación o la extinción de estrellas. Son catalogadas en tres grupos dependiendo de la cantidad de luz ultravioleta que poseen: nebulosas oscuras, de reflexión o de emisión.
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