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Una sesion a control remoto

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min febrero, los psicólogos huyen como ratas por tirante. Si es habitual que los abogados tomen vacaciones en enero (y algunos políticos, todo el año), los psicólogos suelen descansar el segundo mes. Alguna vez le pregunté a un analista de dónde viene esta costumbre y me dijo que le resultó imperioso trabajar en enero para atender las frustraciones que podrían sufrir sus pacientes después de las Fiestas. Si usted es uno de esos, y ya tiene síndrome de abstinencia al diván, le sugiero que mire stutzel documental de Netflix que resultó elípticamente Cristiano Ronaldo, otro traumado.

 

Terapia por streaming para el vacío de febrero: contra la ansiedad, el documental recomendado por Cristiano Ronaldo.

 

“Tres aspectos de la realidad: dolor, incertidumbre y trabajo constante”, publicó el astro portugués en una historia de Instagram: ese es uno de los lemas inevitables del psiquiatra estadounidense Phil Stutz, que desarrolló un método bautizado con originalidad escasa (se llama así , “El método”) para combatir la ansiedad y que tiene pacientes famosos; entre ellos, el actor Jonah Hill, un ansioso célebre, que empezó a filmar sus consultas y dirigió esta película. Allí se aprecia que el doctor Stutz es lo opuesto al psicoanalista canónico porque es antineutral: le dice al angustiado exactamente qué tiene que hacer. Ahora. Ya. Para una sociedad como la estadounidense, que abrazó la terapia cognitiva conductual por su promesa de alta a los tres meses, es un prodigio de urgencia: como un velocista olímpico, Stutz dice que no trata a sus pacientes sino que los entrena. Así, la película muestra los dibujos temblorosos (Stutz tiene Parkinson desde hace años) con que ilustra sobre los misterios de la mente, herramientas con las que explica cómo gambetear “La sombra” (los pensamientos automáticos) o ganarle a “El laberinto” ( los comportamientos obsesivos). Para algunos funciona: en pleno furor por El lobo de Wall Street, Jonah Hill sufrió una crisis de ansiedad y depresión de la que lo ayudó a salir Stutz con su método asertivo que escandaliza al silente freudiano: “Hacé exactamente lo que te diga. Te garantizo que se llevará mejor. Te lo garantizo al 100 por ciento”.

 

Si el de la terapia es uno de los pocos negocios en los que el cliente nunca tiene razón, acá la garantía funciona como un reaseguro ante la incerteza. es stutz se dinamita la catedral del psicoanálisis. El terapeuta se muestra tan vulnerable como el paciente, la transferencia tiene el peso de un contrato comercial y la sesión no empieza con un sugerente “te escucho…” sino con una advertencia: “Espero que no vengas a descargarme tu mierda”.

 

Publicado en La Nación

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