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Por qué es tan difícil superar a un infiel

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Es difícil superar a un infiel porque cuando dejas la relación, hay dos personas por las que debes llorar. Una es el imbécil que te engañó, en toda su gloria imperfecta e infiel. Esta es la persona con la que es fácil enojarse, la persona con la que es fácil cortar el contacto, la persona de la que es fácil hablar mal mientras sales a tomar cócteles con tus amigas por la noche. Es la persona que te alegras de dejar porque sabes que no mereces sus tonterías en tu vida.

La otra persona que debes superar es la persona que creías que era. La relación que creías que tenías. La confianza que construiste con tanto cuidado, sin saber que los cimientos estaban hechos de arenas movedizas. No es el infiel por el que estás de luto a las cuatro de la mañana cuando vuelves a casa sola del bar y quieres llamarle para decirle que está perdonado; es su alter ego intangiblemente perfecto. El que construyó una vida con él. El que depositó tu confianza. El que pensaste que siempre iba a estar allí, hasta que no lo estuvo. Odias a la persona en la que se convirtió, pero amas a la persona que era. Amas cómo eran las cosas. Amas el recuerdo de cada día de feliz ignorancia con él, tan ferozmente que te destroza en pedazos.

Es difícil superar a un infiel porque nunca consigues el cierre que necesitas. No puedes razonar para llegar a la causa del engaño, y te recomiendo encarecidamente que no lo intentes. En el fondo de tu mente solo encontrarás razones que te desgarrarán: no fuiste lo suficientemente gracioso, lo suficientemente sexy o lo suficientemente atractivo. No prestaste suficiente atención. No dedicaste suficiente tiempo. Con todos los títulos de revistas que gritan “¡Maneras de complacer a tu amante!” y “Cómo no asustar a los buenos”, comienzas a sospechar que fue tu culpa que te engañaran, no la de ellos. Sabes que, lógicamente, eso no es cierto, pero es siente Cierto. Cuanto más buscas una razón, más se te escapa la verdad. Un simple error de juicio no parece una explicación adecuada para el infierno por el que has pasado. Así que buscas una razón mayor y mejor que no existe.

Es difícil superar a un infiel porque la única persona a la que odias más que a esa persona es a ti mismo. Te odias a ti mismo por haber caído en sus redes, por haber invertido en ella, por haber hecho la vista gorda ante cada señal de alerta que te indicaba el camino. Te desprecias a ti mismo por haber creído cada mentira que te dijo y haber dejado que todo se hiciera realidad. Te odias a ti mismo por no haber juntado las piezas del rompecabezas que en realidad nunca tuviste en tus manos.

Es difícil superar a un infiel porque rara vez se nos da la oportunidad de llorarlo como es debido. Se nos anima a sentir todas las emociones mordaces que podamos reunir hacia nuestros amantes infieles, pero se nos dice que ya no podemos amarlos. No podemos extrañarlos. No podemos lamentar la pérdida de ese amor porque deberíamos estar demasiado enojados para sentir tristeza. No se nos da la oportunidad de pasar por el proceso habitual de duelo por alguien que alguna vez fue una parte importante de nuestras vidas. Y como tratamos de negarnos este proceso, ejemplificamos el dolor. Nos sentimos avergonzados por seguir amándolos. Avergonzados por seguir necesitando llorar. Avergonzados de no estar listos para comenzar de nuevo de inmediato, aunque sabemos que merecemos mucho más. Avergonzados porque sentir algo que no sea odio debe hacernos débiles.

Es difícil superar a un infiel porque la persona real a la que tenemos que perdonar al final del día somos nosotros mismos. Tenemos que perdonarnos a nosotros mismos por no haber visto las señales que no podríamos haber visto. Por perder un juego al que nunca nos apuntamos. Por tener una conexión perfectamente natural con una persona que resultó no ser quien decía ser. No queremos aceptar que nos puedan pasar cosas malas sin precedentes. Que nos puedan engañar y tratar injustamente y aun así acabar perdiendo al final. Queremos creer en el equilibrio eterno del Universo, que sugiere que cuando sentimos dolor hemos hecho algo malo. Es difícil superar a un infiel porque significa aceptar la extraña noción de que la vida puede ser injusta en el sentido más duro de la palabra.

Es difícil superar a un infiel porque una traición a la confianza pone tu mundo patas arriba. Y la única forma de ponerlo de nuevo patas arriba es darnos permiso para superarlo. Aceptar lo que pasó. Lamentar la pérdida de alguien a quien odiamos. Lamentar una relación de la que nos alejamos. Superar cada situación paradójica que encontremos, hasta que salgamos adelante. El lado en el que empecemos de cero. El lado en el que no solo sospechamos que merecemos algo mejor, sino que nos damos cuenta de que no merecemos nada mejor. saber. Y el lado en el que nos sentimos orgullosos de nosotros mismos por nunca aceptar menos.

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