WTF
Fui a una fiesta en un yate a la que nadie me dijo que debía pagar al final y terminé endeudado
Hay invitaciones que, a primera vista, parecen inofensivas… Una fiesta, un plan entre amigos, una salida diferente. Pero a veces, lo que empieza como un momento de disfrute termina revelando eventualidades que nadie explicó. ¿Qué pasa cuando lo “casual” no era tan casual? ¿Y cuándo lo que parecía un gesto generoso se convierte en una factura inesperada?En tiempos donde compartir gastos se ha vuelto común, también se ha vuelto difuso el límite entre invitar y cobrar. Más aún cuando hay diferencias económicas entre los asistentes. Este caso podemos ver cómo este tipo de confusiones son más comunes de lo que pensamos. Y algunos pueden terminar pensando: “¿Está mal que me sorprendiera cuando el anfitrión de una fiesta en un barco me pidió que pagara por la comida, las bebidas y el combustible después?”
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