WOW
Cuando el dolor te abre, Dios te cubre con compasión
Todos estamos de alguna manera sufriendo, ya sea por el fallecimiento de un ser querido, el cierre de un capítulo, el fin de un trabajo, una versión pasada de nosotros mismos, una identidad o el peso del pecado. El dolor es a veces insoportable, nos agarra con fuerza, colorea cada momento de nuestros días, impidiéndonos estar presentes.
Puede parecer contradictorio ver la belleza surgiendo de períodos de duelo. Sin embargo, Dios se acerca más a aquellos que tienen el corazón quebrantado; es en nuestros momentos de profunda debilidad y desesperación que Dios se revela plenamente a cada uno de nosotros.
Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados.
Mateo 5:4
Dentro del proceso de duelo, experimentamos un profundo crecimiento espiritual y descubrimos nuestra fuerza inherente para superar los mayores desafíos de la vida. En lugar de buscar un placer momentáneo o adormecer nuestro dolor, el duelo nos enseña a sentir cada emoción plenamente, no a evitar el dolor sino a superarlo con un propósito.
El consuelo que Dios promete es inmediato y eterno: consuelo divino ahora en medio de nuestro dolor y restauración completa más adelante. Esta seguridad muestra el tierno amor de Dios por los de corazón quebrantado a lo largo de todo el camino del dolor, transformando nuestro duelo en una bendición inesperada.
El duelo a menudo llega como una peso y un maestropresionando el corazón mientras silenciosamente le da forma hacia la curación. En épocas de pérdida o transición, puede resultar difícil contener el dolor y la gratitud al mismo tiempo: sentir plenamente el dolor y al mismo tiempo notar la belleza en el momento presente. Sin embargo, el consuelo divino nos encuentra en esa misma tensión.
Cuando uno abre su corazón a la presencia de Dios en medio del dolor, Su paz comienza a llenar los espacios vacíos que deja la pérdida. Dentro de cada ola de dolor existe el potencial de bendiciones inesperadas: momentos de claridad, compasión y fe más profunda. Confiar en que Dios está cerca y es protector en cada etapa del dolor permite que resurja la esperanza, recordándonos que la restauración llegará en su momento perfecto, cuando el corazón esté listo para florecer nuevamente.
Karin Hadadan es la autora más vendida de Belleza en la quietud, que ha sido elogiado por ayudar a los lectores a “desentrañar el ser Dios que realmente está dentro de ti”, guiándolos a encontrar un significado más profundo en la vida. Aquí nos recuerda que el dolor es a la vez una emoción y un maestro que nos lleva de regreso a los brazos sanadores de Dios.
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