No vuelves a ser quien eras antes de ellos (y tal vez eso esté bien)

Según la ley de conservación, la energía no se puede crear ni destruir. También conocida como la primera ley de la termodinámica, la ley de conservación dice que la energía existe en un estado constante y no puede aumentar ni disminuir a menos que haya algún tipo de interferencia externa que la obligue a cambiar de forma.

Me gusta creer que el amor es igual. Si bien a menudo se piensa que el amor es un sentimiento que se crea entre dos personas, en realidad creo que el amor es un tipo de energía que existe dentro de cada uno de nosotros individualmente. Y es gracias al amor con el que nacemos que podemos conectarnos entre nosotros de manera romántica, platónica y familiar.

Entonces, cuando “amamos” a alguien, no es realmente un sentimiento, sino un intercambio de energía. Una experiencia compartida. Un entendimiento mutuo. Como establece la primera ley de la termodinámica, la energía no puede aumentar ni disminuir a menos que exista algún tipo de fuerza externa que la haga cambiar de forma. Y cuando se trata de amor, esa fuerza externa es el uno al otro.

Por eso el amor tal como lo conocemos es tan transformador, especialmente el romántico. Porque cuando alguien entra en nuestra consciencia y es capaz de despertar nuestro amor y el suyo, no nos queda más remedio que evolucionar. Para crecer. Hacernos más grandes en muchos sentidos y más pequeños en otros.

Después de una ruptura, a menudo deseas volver a ser quien eras antes de la otra persona. Es posible que extrañes quién eras antes de que entraran en tu órbita. Quizás incluso desees no haberlos conocido nunca. Pero aquí está la cosa:

No volverás a ser quien eras antes de ellos.. Fragmentos de su amor ahora están entrelazados para siempre dentro del tuyo. Ellos eran la interferencia externa y tú eras de ellos. Pero está bien. Porque lo que compartiste fue real. Sucedió. Importaba. Y eso es algo hermoso si lo permites.

El amor te cambia. Si no fue así, ¿cuál era el punto?

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