Una mujer de 35 años estaba felizmente casada y no tenía ningún motivo para sospechar que su esposo pudiera serle infiel. Pero entonces empezó a notar que había tampones en su cuarto de baño, que obviamente no le pertenecían a ella. Para colmo, periódicamente aparecían manchas de sangre en el suelo del cuarto de baño. Cuando la mujer se enfrentó a su esposo, este le dijo que no tenía ni idea de lo que estaba pasando en su casa. Pero la persistente mujer llegó hasta el final y descubrió la verdad que se ocultaba tras las extrañas cosas que ocurrían en su familia.