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Michael creció en una casa hogar y anhelaba llegar alto en la milicia

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Michael creció en una casa hogar y anhelaba llegar alto en la milicia

AGUA PRIETA.- Michael Arellano Wilkinson ha llevado una vida difícil desde que tenía 2 años de edad, cuando ingresó a una casa hogar en la frontera de Agua Prieta, Sonora. Desde hace 18 años, el joven sonorense ha luchado por lo que desea: Una familia, salir adelante y más recientemente convertirse en un exitoso militar, un sueño que hasta el día de hoy lo mantiene desaparecido en playas de Ensenada, Baja California.

Arellano Wilkinson es uno de los 11 militares que fueron arrastrados por una ola mientras realizaban prácticas, en hechos ocurridos el pasado martes 20 de febrero. Él, junto a seis de sus compañeros desapareció en el mar y desde entonces se han recuperado cinco cuerpos, cuatro ya identificados y uno más, que aún se desconoce quién es.

Su abuela Rosalinda Wilkinson Lucero, fue informada por militares de Ensenada que debe acudir para realizarse una prueba de ADN, con el fin de tratar de identificar a su nieto. Para ello viajará hoy a Ensenada, donde espera recuperar los restos de su nieto, con quien no mantenía contacto y por lo tanto desconocía que se había convertido en un militar y que estaba en Baja California.

A Michael también lo esperan las “tías” de la Casa Hogar Pepito, como se les llama a las cuidadoras de los infantes, quienes aún mantienen la esperanza de que regrese con vida. Todavía no lo pueden creer, esperan que la ola lo haya arrojado a alguna playa cercana y que por algún motivo no se haya podido comunicar.

Nosotros hemos estado esperando a ver qué pasa con él, porque en sí pues nosotros no tenemos una lógica de decir: ‘Ah, pues es que pasó esto y nosotros estamos enterados’, nosotros nos enteramos de lo que oímos en las noticias”, expresó Gabriela López Moreno, quien lo cuidó cuando llegó a la casa hogar.

LLEGÓ MUY PEQUEÑO

Michael comenzó a librar batallas desde que tenía 2 años de edad, cuando ingresó a la Casa Hogar Pepito, debido a un reporte realizado a Seguridad Pública porque estaba en estado de abandono.

Su madre tenía problemas de adicción, lo que llevó a que autoridades resguardaran al menor en la casa hogar, donde vivió su infancia y adolescencia.

Ella (su mamá), en una sola ocasión se presentó, eso es lo que está dentro de la investigación, se presentó, sí mencionó que sí iba a ir por el menor, que iba a hacer todo lo posible porque en ese momento se le informó que tenía que acatar medidas ella, en este caso si consumía drogas, estar en tratamiento, demostrar una estabilidad.

“Pues no lo hizo, ella ya no se presentó y pues dejó al menor”, relató Blanca Estela Olivas Morales, quien conoció el caso cuando se desempeñaba como asesora jurídica de la Subprocuraduría de Protección de los Menores.

Entonces la madre del menor no proporcionó más información, sólo supieron que era originaria de Estados Unidos, lo que llevó a que autoridades realizaran un juicio para poder registrar al niño y obtener un acta de nacimiento que le permitiera tener una identidad y en algún momento asistir a la escuela.

Durante su infancia en la casa hogar, el pequeño recibió cerca de tres visitas de un hombre, quien según Olivas Morales, era su padre legal, gracias precisamente a quien se pudo localizar más adelante a su abuela materna.

Nadie más lo buscó después y en 2016 se comenzó un proceso exhaustivo de búsqueda de sus familiares para realizar un juicio de pérdida de patria potestad, con lo que se abrió la posibilidad de una adopción para el entonces adolescente. Blanca Estela recordó que desde su infancia, Michael se preguntó por qué había niños que ingresaban al refugio y podían irse después con sus padres.

A él tuvimos que explicarle de todo el procedimiento, tuvimos que pasarlo inclusive pues con la sicóloga constantemente porque él entraba en etapa de tristeza, a veces de alegría, aún sabiendo que en el centro de asistencia se les brinda el amor lo más posible, las atenciones para que ellos se puedan sentir en un ambiente familiar”, enunció.

Arellano Wilkinson no conoció su historia hasta que cumplió 15 años de edad, cuando se le informó sobre las circunstancias que lo llevaron al centro, indicó quien en algún momento fue asesora jurídica de la Subprocuraduría de la Defensa del Menor. Sin embargo, fue hasta 2021 cuando se hizo un proceso de reintegración con su abuela materna, entonces Michael ya tenía 18 años, pero no se adaptó totalmente a su familia.

Incluso preguntó si no era posible quedarse más tiempo en la casa hogar, agregó Olivas Morales, pero su edad lo impedía, ya que es el protocolo. Así que en poco tiempo el joven se independizó, tuvo varios empleos y hace aproximadamente un año y medio, según sus “tías”, como les llaman a las cuidadoras de la casa hogar, decidió ingresar a la milicia.

NIÑO CARIÑOSO Y BIEN PORTADO

Gabriela López Moreno fue una de las “tías” de Michael en la Casa Hogar Pepito, y fue una de las trabajadoras que lo atendió desde que tenía poco menos de 2 años de edad, según relató.

Rápidamente el niño recién llegado se ganó el afecto de sus cuidadoras por su personalidad tranquila y su destacada característica de ser cariñoso.

Era muy amoroso y tenía sus tías consentidas también, como todo niño, pues yo me lo quería traer para mi casa, pero pues nunca pude y eso me duele mucho”, narró entre lágrimas.

Cuando Michael llegó al hogar de acogida se dijo que su cumpleaños era el 25 de octubre, el mismo día que ella, mencionó Gabriela, así que en más de una ocasión ambos celebraron juntos su cumpleaños.

“Él todo el tiempo me regalaba que flores, o que chocolates o que, fueron un tiempoa la playa y me traía que misregalitos”, detalló. Otra de sus tías, MaríaCárdenas, recordó que jamás hubo una queja del ahora militar, porque siempre fue “un muy buen niño”.

Donde quiera (era muy buen niño), hasta en la escuela, hasta llegó a decirnos que el cuando saliera de aquí se iba a buscar un trabajo bueno pa’ sacarnos de aquí”, destacó sonriendo.

Para él, la casa de acogida era su hogar y las tías y los otros jóvenes del centro eran su familia, por lo que siempre tenía la intención de volver a verlos, platicar con ellos y devolver algo de lo mucho que recibió.

El joven se acercó a la comunidad de una iglesia, a quienes les relató su historia y ello los llevó en una ocasióna realizar un donativo para el centro, lo que afirmaron, fue muy emotivo para él.

BUSCABA SUPERARSE

Su tía Luz Elena Miranda, expuso que en una ocasión Michael le dijo que él era estadounidense, y que cuando saliera de la casa hogar buscaría arreglar sus papeles para irse a estudiar a Estados Unidos.

Y me decía: ‘Tía, ¿a poco mi vida desde que yo estaba chiquito no parece de película’ y yo le decía por qué,’pues porque mire, yo desdelos 2 años estoy aquí, teniendo familia, teniendo a mimamá, teniendo a mi papá,teniendo a mi abuela’, cuando él se dio cuenta que teníafamilia”, reveló.

Con el tiempo le contó a Blanca Estela Olivas Morales su intención de convertirse en militar y su anhelo era poco a poco escalar en la cadena de mando, hasta obtener un buen cargo.

Yo quiero entrar a la Marina, me decía licenciada, en su momento me decía ya verá, yo voy a ser el que mande,me decía, el líder, yo los voy a mandar a todos”, detalló.

SU ABUELA LO CONOCIÓ

Rosalinda Wilkinson Lucero, su abuela, conoció a Michael desde su nacimiento, incluso recordó que brevemente antes de que cumpliera los 2 años, ella lo cuidó.

Yo lo cuidaba cuando mi hija venía y me lo dejaba bebito ahí, yo lo cuidaba en mi casa, lo cuidé hasta que tenía dos años, ya después de ahí se lo quitaron a mi hija y no me lo pudieron dar a mí, porque eso pasó en la calle cuando se lo quitaron a mi hija y no me lo comunicaron a mí, ya fue muy tarde para yo irlo a reclamar”, narró.

Incluso algunas ocasiones ella y su esposo fueron a visitar a su nieto a la casa hogar, aseguró, pero no les permitieron verlo, por lo que fue hasta que Michael tenía 18 años cuando se volvieron a reencontrar.

“A los 18 años me integraron con él de vuelta, me lo trajeron a mi casa y estuvo viviendo conmigo a los 18 años”, expresó, pero no pudieron retomar su relación y Michael decidió irse.

Desde entonces ya no supo más de su nieto, hasta que un amigo del joven la llamó para decirle que Michael había desaparecido en Ensenada mientras realizaba un entrenamiento militar.

El joven jamás conoció a su madre, según su propia abuela, sólo tuvo acercamiento con su padre, un militar que incluso fue quien le ayudó abuscar información sobre la desaparición de Michael en playas de Ensenada cuando se enteró del incidente. Ahora su abuela viajará a Ensenada con la esperanza de identificar a Michael mediante pruebas de ADN y espera que el joven pueda regresar a esta frontera para despedirlo.

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